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viernes, 9 de enero de 2015

Miedos muy reales: 10 películas de terror basadas en historias verdaderas



A veces, el cine inspira crímenes en la vida real. Pero, por suerte, el caso más habitual es el opuesto, y son las películas las que se nutren de los titulares más morbosos. Ahora que Paranormal Activity 4 nos devuelve a su mundo de terror en vídeo doméstico, es el momento de repasar los thrillers y las historias de miedo cuyo punto de partida tuvo lugar en nuestro mundo. Algunas de estas cintas recurrieron a las historias paranormales, y otras se alimentaron de lo peor de la naturaleza humana. Las hay que exageraron sus referencias para hacerlas más espectaculares, mientras que también abundan las que se mantuvieron fieles a las fuentes o (en algunos casos) optaron por excluir los detalles más morbosos. Pero todas ellas reflejan sucesos que, si tienes muy mala suerte, te podrían pasar a ti…

 La matanza de Texas (1973)


La película: Un grupo de veinteañeros de excursión se topa con una familia de palurdos psicópatas y caníbales. El más inquietante de todos ellos, Caracuero, lleva una máscara y ropas fabricadas con la piel de sus pasadas víctimas. Y una sierra mecánica más grande que él, también.
La historia real: ¿Sabías que La matanza de Texas, El silencio de los corderos y Psicosis comparten la misma fuente de inspiración? Hablamos de Ed Gein, un agricultor de Wisconsin aficionado al robo de tumbas, a la taxidermia (disecando cuerpos humanos) y a otros macabros trabajos. Eso sí: a diferencia de Caracuero, Norman Bates y Buffalo Bill, Gein ‘sólo’ fue responsable de dos asesinatos, obteniendo la mayor parte de su material a partir de cadáveres frescos.
  
Tiburón (1975)
 

 La película: Un gigantesco tiburón blanco (Bruce, para los amigos) organiza un buffet libre de bañistas en la turística isla de Amity, mientras el sheriff Roy Scheider intenta clausurar las playas y Steven Spielberg sienta las bases del blockbuster contemporáneo.
La historia real: Peter Benchley, autor de la hoy olvidada novela original, basó su historia en un caso ocurrido en Nueva Jersey en 1916. Tras la desaparición de al menos cinco bañistas, un pescador halló restos humanos en el estómago de un escualo de los grandecitos (más de dos metros de longitud). Pese a que aún se especula sobre si dicho tiburón fue el responsable de todas las muertes, lo cierto es que estas cesaron desde entonces.
  
Terror en Amityville (1979) 
 

La película: James Brolin (el papá de Josh) y la futura novia de Superman, Margot Kidder, se mudan junto a sus hijos a una casa donde ocurrió un asesinato múltiple. Por supuesto, una vez instalados empiezan a ocurrirles desgracias de todo tipo, entre las que podemos contar nueve secuelas, nueve, y un remake bastante pobre fechado en 2005. Este último apareció en nuestra lista de películas malditas y con mal fario.
La historia real: El libro en el que se basó Terror en Amityville recogía las peripecias, supuestamente auténticas, de la familia Lutz, que sólo aguantó 28 días en una mansión colonial comprada por la friolera de dos millones y medio de euros (ajustados) en 1975. Olores pestilentes, comportamientos compulsivos en los niños y en los adultos, una enigmática “habitación roja” de la que nadie les había hablado fueron los responsables de que el clan tirase su inversión inmobiliaria a la basura.
  
El Ente (1981)


La película: Como si el acoso sexual de los pueblerinos de Perros de paja no fuera suficiente, la pobre Barbara Hershey encarna aquí a una mujer violada repetidas veces por una misteriosa criatura invisible. A Martin Scorsese, esta película le encanta.
La historia real: En 1974, la californiana Doris Bither recurrió a la ayuda de investigadores paranormales para acabar con los abusos que sufría a manos de un poltergeist. Según los cazafantasmas, en la casa de la víctima se documentaron fenómenos extraños tales como luces encendiéndose y apagándose y objetos que se desplazaban sin causa aparente.

Henry: retrato de un asesino (1986)


 La película: Tan brutales eran los asesinatos reflejados en esta cinta por el director John McNaughton que Henry… pasó varios años en cuarentena antes de llegar a los cines: nadie se atrevía a estrenarla.
La historia real: Los protagonistas del filme están basados en dos personajes reales: Henry Lee Lucas, psicópata que asesinó a 11 personas, y su compinche Otis Toole. En la vida real, Lucas afirmó haber matado a más de 600 personas, aunque eso se debería más bien a que, con cada supuesta confesión, un departamento de policía ávido de cerrar casos mejoraba las condiciones de su vida en prisión.
  
Inseparables (1988)



La película: La relación entre los gemelos Elliot y Beverly Mantle (un Jeremy Irons desdoblado) siempre ha sido bastante enfermiza, a lo cual no ayuda nada el hecho de que ambos trabajen como ginecólogos. Pero cuando Beverly, el miembro más frágil de la pareja, se enamore de una de sus pacientes, la cordura de ambos de desplomará llevándoles a extremos homicidas.
La historia real: En 1975, los hermanos gemelos y ginecólogos Stewart y Cyril Marcus fueron hallados muertos en el apartamento que compartían en Manhattan. La pareja, que atendía en su clínica a la créme de la créme de la alta sociedad neoyorquina, había fallecido a causa del síndrome de abstinencia a los barbitúricos, y su piso de lujo semejaba un vertedero lleno de restos de comida. La periodista Linda Wolfe, antigua paciente de ambos, documentó su caso en el libro de reportajes El profesor y la prostituta.
  
Drácula de Bram Stoker (1992)


La película: Al ofrecernos su visión del conde transilvano y chupasangres, Francis Ford Coppola optó por un ángulo poco explotado en el cine, centrando la película en el pasado del vampiro como señor feudal y terror de los turcos.
La historia real: Construyendo a su famoso personaje, Bram Stoker se fijó en la figura de Vlad III el Empalador, príncipe de Valaquia. Conocido tanto por su buen trato al campesinado (en Rumanía se le considera un héroe nacional) como por su crueldad hacia el enemigo, con el que gustaba de preparar pinchitos otomanos, este aristócrata balcánico fue apodado en vida ‘Draculea’, que quiere decir “hijo del dragón”. Por cierto, uno de su archienemigos fue el rey de Hungría Matías Corvinus: ¿te suena de algo?
  
Open Water (2004)


La película: Abandonado de mala manera por los pilotos de su yate, un infeliz matrimonio queda atrapado en un arrecife del Caribe. Como si estar aislados en alta mar y rodeados de superficies cortantes no fuese lo bastante malo, los dos pronto se ven rodeados de tiburones con hambre atrasada.
La historia real: Un despiste fatal causó la muerte, en 1998, del matrimonio Lonergan: el grupo de turistas con el que recorrían la Gran Barrera Australiana, el arrecife de coral más grande del mundo, se olvidó de recogerles, y ambos desaparecieron sin dejar rastro.

El exorcismo de Emily Rose (2005)


La película: El juicio por homicidio contra un sacerdote (Tom Wilkinson), presunto responsable de la muerte de una joven, se convierte en una encrucijada donde se unen la fe, la superstición, los fenómenos paranormales y la imprudencia temeraria.
La historia real: Mientras que en la película no queda claro del todo si Emily Rose estaba poseída por Satán o sólo padecía una forma rara de epilepsia, la joven alemana Anneliese Michel era, muy probablemente, una enferma mental que se mató a sí misma de hambre (con la connivencia de un sacerdote y de sus propios familiares) al interpretar sus crisis alucinatorias como ataques del Maligno.
  
Zodiac (2007)


La película: Quienes esperaban que David Fincher volviese por sus fueros destrozones en este filme se equivocaron: analítica y meticulosa, la película describe cómo varias vidas quedan hechas trizas al enredarse en la investigación de unos asesinatos en serie.
La historia real: El dibujante Robert Graysmith (Jake Gyllenhaal en el filme) echó realmente por la borda su vida privada tratando de descubrir la identidad del Asesino del Zodíaco, un psicópata que mató a al menos cinco personas en San Francisco y sus inmediaciones a finales de los 60. Aunque Graysmith afirmó haber encontrado al criminal, como refleja el filme, las pruebas de ADN en las cartas que este enviaba a la prensa descartaron a su sospechoso. Los asesinatos del zodíaco, por cierto, inspiraron la figura de Scorpio, el enemigo de Clint Eastwood en Harry el sucio.






jueves, 8 de enero de 2015

El Barril Fúnebre.



Se trata de una historia en comic paralela al mundo de Chespirito que muestra un universo enfermizo y trillado lleno de los personajes de Chespirito que todos conocemos… con su lado más oscuro sacado a la luz.
Nadie sabe de dónde salió la historia y pocos saben cómo conseguir el cómic más que aquellos que conocen la dirección web exacta. Se cree que fue un programa pensado por Chespirito y que al no poder filmarlo encargó a un dibujante la creación de dicha historia. Sólo pocos han podido ver el comic completo, la única imagen conocida es una que se encuentra a la mitad de la historia y que se supone que pertenece a la portada del comic. Bueno aquí va la historia:


Era una tarde lluviosa, en la vecindad todos descansaban dentro de sus casas. En eso, un niño delgado y muy hambriento estaba buscando entre la basura un cartón para cubrir el hoyo de su barril, estaba congelado y resfriado. El chavo del ocho había cumplido ya 9 años y el único regalo que le dio el cielo fue una tarde de tormenta y el más intenso y escalofriante frio.


Mientras seguía esculcando la basura vio un periódico que en su titular decía: ENFERMO MENTAL SE ESCAPA DE SU CASA LUEGO DE ASESINAR A SU COMMPAÑERO.

Según el periódico, el loco apellidado “Bonaparte” habría sufrido uno de sus constantes ataques de un efecto derivado de la epilepsia conocido como chiripiorca y su compañero al intentar calmarlo de un golpe, despertó en él un extraño estado de locura que provocó que Bonaparte lo asesinara con un bate de beisbol.

Sin embargo esa noticia no fue precisamente la que llamó la atención del chavo, sino una noticia mas abajo que decía que el Chapulín Colorado había atrapado al famoso Peterete, un asesino en serie que la policía llevaba años buscando.


Con aquella noticia el Chavo recordó cómo la noche anterior el Chapulín había visitado su barril y le había dejado un regalo de cumpleaños, era su Chipote chillón y una nota que decía: “tu serás quién tome mi lugar cuando sea viejo”.


Fue el mejor regalo que nadie pudo haberle dado, más que la torta de jamón de Don Ramón o el par de botas viejas que le había regalado Quico.


De pronto, a lo lejos, se escucharon sirenas, la policía perseguía a dos ladrones recién escapados, uno de ellos abofeteaba constantemente al otro mientras este, a su vez, trataba de esquivar el trafico que se cernía por las lluviosas calles de México en su auto. Así pues, cuando la policía comenzó a disparar, el condenado a pena de muerte conocido como “El Peterete” sacó su pistola y empezó a disparar a la policía, en eso, una bala proveniente del arma del agente Chambón hiere de muerte al conductor del vehículo conocido como “El Chompiras” lo que provoca que ambos reos se desvíen de la calle y pasen arrasando con todo lo que había en la acera, incluido un pobre niño que buscaba en la basura.

Ambos fugitivos terminaron impactándose contra una pared y muriendo de contado en el choque.

Mientras Chambón y su compañera revisaban la escena del crimen, vieron a lo lejos una silueta de dos personas en el piso, al acercarse vieron lo peor: era un hombre de sombrero celeste con bigote y muy delgado llorando y abrazando fuertemente a un niño que agonizaba y respiraba entrecortadamente.


Si perder más tiempo, Chambón y Don Ramón llevaron al pequeño Chavo a una clínica que se encontraba lo más cerca posible, el doctor Eugenio Chespirito Chapatín atendió de forma urgente al mal herido niño, sin lograr éxito. La noticia fue un balde de agua fría para los habitantes de la vecindad.


Todos lloraban aquella terrible perdida, en la vecindad se habían reunido todos sus habitantes y personas que conocían y compartieron momentos con el Chavo del ocho, entre ellos se encontraba el chapulín colorado. Parecía molesto y entre sus ojos llorosos inyectados en sangre se veía un repudio total por la gente que allí se encontraba, había llegado el momento de hablar:


Se paró frente a todos y con un lamento en su voz dijo:


— ¿Ven lo que pasa cuando dejan a un niño a su suerte? Nadie fue capaz de alimentarlo, de vestirlo, de darle un hogar. Preferían irse de parranda o engreír y engordar más a sus hijos (los miró a los ojos). Malditos… ¡MENSOS!… ¡¡¡SON UNOS MENSOOOOS!!!


El Chapulín dio media vuelta y se fue. Aquella noche alguien incendió la vecindad. Un ser vestido de negro y con antenas de vinil azules fue visto salir de la vecindad con aquel infierno a sus espaldas. El Chapulín había enloquecido, se cansó de tanta injusticia, de tanta nobleza. Incendió la vecindad y se llevo el barril en sus hombros.


Aquel traje rojo, aquella señal de inocencia y nobleza se lo llevaría su más grande Fan a la tumba. Vistió al chavo con su atuendo que tanto tiempo aquél niño soñó tener, metió su frágil cuerpo dentro del barril junto son una revista y una torta de jamón. Cerró el barril y en peso, EL CHAPULIN OSCURO se llevó EL BARRIL FÚNEBRE al cementerio.


A la mañana siguiente apareció una tumba que decía: AQUI DESCANSA CHENTE “EL CHAVO” BOLAÑOS. Y sobre él, un Chipote chillón negro.



Historias Creepypastas - Contratos de muerte - Risas - Sóla hasta noche



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viernes, 2 de enero de 2015

En mi habitación






Mi habitación siempre ha sido mi fortaleza, el único lugar en el universo donde puedo sentirme seguro ante cualquier peligro que exista, sea real o imaginario, mi habitación evitara que me alcance.

Sin embargo, mi habitación es como mi mente, puede ser perturbada por insignificantes detalles: ruidos, sombras, oscuridad e inclusive el mismo silencio absoluto que me acompaña cada noche.

Vivir en familia tiene sus ventajas, pues a pesar de las discusiones y prohibiciones, la compañía siempre es grata después de una larga y solitaria tarde.

Como todos los días, llego de la escuela para entrar a mi habitación, prendo la televisión para que exista un ruido que calle el silencio de la soledad, enseguida prosigo a prender mi computadora.

Después del aburrimiento típico de las redes sociales y cuando solo me quedo a verlas por no tener nada mejor que hacer, decido hacer lo que más disfruto: una lectura corta de miedo.

Siempre he disfrutado el placer que se tiene al tener miedo, la sensación de inseguridad en la seguridad, el saber que algo puede pasar, sin embargo, no pasara, es difícil de explicar la sensación que tengo cada vez que tengo miedo a lo irracional.

Comencé joven, escuchando leyendas urbanas, viendo caricaturas bizarras y oscuras, para mí el miedo es parte de la vida misma, el miedo a creer que algo increíble puede suceder.

Los creepypastas fueron increíbles en su momento, algo original, jamás visto, criaturas con poderes fantásticos que podrían aparecer en la puerta abierta de tu cuarto en cualquier momento, o asesinos que escaparon de centros psiquiátricos y que en la noche estarían dentro de tu refugio más sagrado.

Sin embargo, la monotonía llegó y la originalidad se fue, seguida de convertir algo tan terrorífico en simples imágenes de personajes que más que miedo tan pena, criaturas que llegaron a tensionar cada musculo de tu cuerpo ahora solo son figuras populares e incomprendidas que tienen el cariño y la admiración de miles de personas: el miedo se volvió un juego.

Y es curioso que uno ya no pueda contar con su mente para perturbar su alma, así que solo queda buscar ayuda en videos perturbadores que puedan ayudarte a formar aquellos temores que tanto anhelas.
Y cuando la fantasía se vuelve tu realidad, el sonido estrepitoso de un trueno te trae de vuelta a nuestro mundo, el sonido de las gotas de lluvia que chocan contra los cristales te recuerda cerrar las ventanas de toda la casa.

Pero algo te detiene, miras la puerta abierta de tu habitación y solo puedes observar la inmensa oscuridad que existe más allá de ella, un relámpago ilumina aquellos objetos que se encuentran a distancia de la habitación solo por un segundo, y aunque sabes que realmente no viste nada, la duda persiste si en verdad es así, tu mente te dice que puede que exista algo ahí, deseas que exista algo ahí, y al mismo tiempo temes que se vuelva realidad aquel pensamiento.

Reaccionas y recuerdas las ventanas, ya eres mayor y el miedo a la oscuridad quedó muy en el pasado, pero aun así, sientes la necesidad de correr y encender la luz.

Te levantas dirigiéndote a la puerta, aunque tratas de parecer calmado y caminar lento, tu corazón comienza a acelerarse y tus pensamientos te muestran todos los horribles acontecimientos que pueden pasar si llegas a la puerta.

De reojo miras como algo vuela en tu ventana, y el un segundo sientes un frío terrible mientras volteas, entonces ocurre, un sonido estrepitoso te sobresalta, quedas paralizado por apenas unos segundos y sientes como tu corazón aumenta su ritmo mientras de tu boca evoca un leve grito…el viento entró y azoto tu puerta, te ríes de la tontería que tanto te aterró, mientras dices que todo se encuentra en tu imaginación.
Sin embargo, temes abrir la puerta, pues sabes que veras la oscuridad del fondo, temiendo a lo que pueda ocultar, o peor aún, temes que lo que veas no sea la oscuridad…

Tomas valor y abres la puerta rápidamente mientras retrocedes, listo para enfrentar cualquier cosa que pueda presentarse, y en ese instante otro relámpago ilumina la oscuridad y su sonido suena tan cercano que casi quedas aturdido.

Esta vez tu corazón ya no puede relajarse, escuchas los gritos de los niños que viven cerca, esos gritos de miedo y risa que hacían tus amigos cuando llovía tan fuerte como ahora, pero tú ya no eres un niño.

Corres rápidamente a prender la luz, renegando que el interruptor no estuviera a lado de tu puerta, al prenderla parpadea un poco, debiste cambiar ese foco como te habían dicho, ahora pagas por no haberlo hecho.

Se ilumina la sala y el pasillo, ves que no esté nada acechándote, observando que todas las demás habitaciones solo dejan ver oscuridad, todas menos dos: la tuya y la del fondo.

La tuya está abierta y la luz deja ver gran parte de ella, sin embargo, la del fondo, la de tus padres, está cerrada. Claro, el viento también debió haberla cerrado, y a pesar que en ella la oscuridad no se aprecia, el miedo de abrirla es mayor al de entrar en cualquier otra.

Ventana por ventana se van cerrando y foco tras foco se va encendiendo, tienes miedo y sigues negándolo, no hay nadie en la casa, solo tú, pero aun así quieres parecer valiente frente a tu mente, “solo una más” te dices mientras caminas a la habitación cerrada.

La abres estrepitosamente, prendes la luz y lo observas todo: no hay nada.
Un respiro de alivio basta para tranquilizarte y caminar a la ventana, todo está mojado, sabes que te mataran por eso, pero aun así no te importa, estas a salvo; cierras la última ventana y das vuelta a la puerta.

Camino a tu habitación te ríes de lo ocurrido, pensando en lo que dirán tus amigos cuando les cuentes esta anécdota, pero tus pensamientos son interrumpidos por otro trueno, ya no temes, ya escuchaste demasiados.

Y aun así descubres que la noche no ha terminado, las luces se apagan en un segundo mientras el eco del trueno suena cada vez más lejos: la luz se fue.

Corres rápidamente a tu habitación sin preocuparte lo que podrías pisar o con que caerte, en cuanto entras cierras la puerta y le pones seguro.

Todo está oscuro y el miedo crece cada vez más, usas tu celular para iluminar una parte de la habitación, “qué bueno que tiene linterna” piensas mientras tus ojos empiezan a distinguir las siluetas, revisas con temor el armario y debajo de tu cama, cada rincón, quieres asegurarte que estas solo.

Después de subes a tu cama de un salto y te tapas como cuando eras pequeño y veías películas de terror a mitad de la noche.

La luz de tu celular no ilumina toda la habitación, lo más lejano se impregna con las sombras y lo desconocido.

Es tu habitación…es mi habitación…mi refugio…mi mente…el único lugar donde todo es seguro…y aun así…no me siento seguro.

Mi computadora aún tiene carga, la abro y reviso lo último que vi…estaba leyendo una historia, la página sigue abierta aunque sé que si la recargo no aparecerá nada, así que lo dejo todo como esta y continuo leyendo.

Solo escucho las gotas cayendo y alguno que otro trueno, todo esta tan silencioso…mi habitación no me da confort, veo sombras moviéndose a los lados de la pantalla, y cuando miro solo son objetos inmóviles que están al fondo.

Mi oído se agudiza esperando escuchar algún sonido diferente…algo que pueda ser lo último que escuche…pero nada…no ocurre nada.

Pasa el tiempo, la luz no vuelve y todo parece eterno…la lluvia se acaba, abro la ventana y observo la noche con los últimos relámpagos que caen, escucho como se abre la puerta de mi casa, “ya llegaron” me digo con alivio, y al mismo tiempo la luz se enciende.

Escucho los pasos acercándose a mi cuarto, sé que me regañarán porque el piso de la casa está lleno de agua, tendré que limpiar, pero no importa, no estaré solo.

Intentan abrir la puerta de mi habitación sin conseguirlo por el seguro, el teléfono suena encima de mi escritorio y lo tomo mientras grito “¡voy!” para abrir mi puerta.

Contesto al mismo tiempo que quito el seguro de mi cuarto y voy abriendo la puerta:

-¿Bueno?-

-Hijo, el carro se descompuso y tuvimos que pedir una grúa, vamos a tardar un poco más en llegar, duérmete temprano y espero hayas cerrado todas las ventanas como te dije, llovió muy fuerte-
Las luces vuelve a irse, el teléfono se corta y el silencio viene después del eco que deja el último trueno que cae…

jueves, 1 de enero de 2015

Última oportunidad



Caminaba entre las sombras sin la más mínima idea de lo que me esperaba.  Era como si una fuerza desconocida se encargara de mover cada musculo de mi cuerpo para hacerme avanzar.
No estaba seguro de si era un sueño ó era real, tal vez no era ninguno.

Estaba perdido en medio de un paisaje desconocido; era un enorme espacio abierto, el cielo era de un color rojo allura y a lo lejos alcanzaba a ver  formaciones rocosas, todo a mi alrededor  se veía muerto y gris y no sentía deseos más que de caminar; caminar por ese sendero cubierto con cráneos humanos. Cada uno de mis paso crujía al pisar los huesos en mi camino, pero no me importaba era como triturar con los pies las hojas de otoño. Si no me sintiera tan vacio y carente de sensaciones lo disfrutaría en verdad.

Así seguí caminando hasta que alcance a distinguir una extraña silueta con una capa que la cubría totalmente. Me detuve hasta estar exactamente frente a ella.

-Sígueme. – dijo con calma su voz, era la de un varón.

Seguimos un rato aun me sentía un poco indiferente a todo eso, pero a medida que nos acercábamos a un destino que no conocía recobraba algo de conciencia.

-¿Qué es este lugar? –pregunté a mi lúgubre guía, volteo hacía mi, bajo su capucha que le cubría; era un hombre con gafas de media luna de facciones delicadas y cabello largo y rojo.

-Veo que estas despertando, al fin- sonrió de una forma jovial –  La mayoría despiertan después de llegar, otros nunca lo hacen – concluyo divertido.

-¿Llegar? ¿A dónde? – pregunte desconcertado, me sacudí, sentí como una marea de pensamientos revoloteaban en mi mente.

-¡Vaya! Me sorprendes, estas recobrando muy rápido el sentido, eso lo hará divertido. – Me extendió la mano y me dio una paleta de caramelo rojo,  la guarde sin decir nada.

Seguimos caminado, baje la mirada y vi los cráneos que había a mis pies, me sentí horrorizado, llegamos  un lago rojo como la sangre, había un puente de madera y del otro lado una casona antigua.

-¡Al fin! – Dijo el encapuchado – tomo mi muñeca para que lo siguiera hacia la entrada de la casa saco una pequeña llave de su túnica y abrió la puerta, se hizo a un lado y me indico con su mano que pasara.

-Adelante, pasa. – Entre  y camine por el recibidor era un lugar abandonado, todo estaba cubierto por una capa de polvo y telarañas, no había casi nada de luz, pasando el espacio del recibidor había unas viejas y sucias escaleras. Mire hacia atrás y vi al hombre con la capa, me miro.

– Solo recuerda: esta es tu última oportunidad – cerro la puerta con llave. ¿A que se refería con “mi ultima oportunidad”?

-¡Espera! Necesito una respuesta…

Decidido a averiguar de qué se trataba todo eso,  comencé  a explorar la casa, era más grande del tamaño que ofrecía desde afuera.

Primero avance hacia el lado izquierdo era como una pequeña sala, los muebles estaban cubiertos por sabanas blancas al avanzar escuche un crujir bajo mi pie; había pisado un fragmento de vidrio, seguí. Mire hacia abajo; de lo al parecer era un viejo sofá vi una pequeña carita sucia que se asomo de la esquina. Era un niño no mayor de cuatro años, volteo a verme, lucia muy triste y  tenia abrazado algo, sin miedo y un poco desconcertado me acerque a el que estaba sentado al lado del sofá y  abrazaba algo con sus tiernos bracitos.

-mami.-  Subió su cabeza para mirarme y vi que aquel objeto que tan celosamente abrazaba era la cabeza decapitada de una mujer. Tal visión me horrorizo, retrocedí dejando a ese pequeño solo en la oscuridad.
No me siguió posiblemente esperaba que su madre se pusiera bien, camine del otro lado era un comedor polvoso había unos candelabros en la mesa, por un momento me imagine como sería este lugar en sus buenos tiempos, seguí avanzando en la mesa había una nota que parecía ser reciente.

En cuanto encuentres la llave de la puerta trasera serás libre, busca las notas. Recuerda esta es tu ultima oportunidad”

Debía ser del hombre de antes, no cabía dudas. Guarde la nota en el bolsillo y avance a lo que parecía una cocina, todo estaba oscuro, aunque escuche un ruido curioso era como un zumbido, busque hasta que caí en cuenta que era el reloj del horno marcaba 2 minutos y retrocedía ¿Dos minutos para que?
Camine había un pequeño almacén  y al abrir la puerta vi una masa oscura que iba hacía a mi; eran miles de cucarachas que corrieron hacia donde yo estaba, comenzaron a trepar por mis piernas, trate de sacudirlas pero era inútil, comencé a sentir mucha desesperación al sentir como rondaban por mi cuerpo y trataban de entrar por mis oídos, nariz y boca, como se enredaban en mi cabello, vi el reloj ya marcaba solo un minuto ¡el horno! Abrí el horno y dentro había…

-¿una lata de insecticida? –la tome y estaba casi vacía ¿acaso era un chiste? comencé a usar la lata tan bien como me fue posible hasta que recordé algo, me quite los insectos del rostro y saque la paleta del bolsillo la arroje al lado contrario de la alacena al instante como si supieran de lo que se trataba los insectos corrieron hacía ella dejándome libre. Entre a la alacena y encontré otra nota  “¿Te gusto la paleta? Te daré tu siguiente pista: Búscala, ella esta siempre en la cama, sin estar enferma”  Se me ocurrió que se trataría de una mujer, pero no sabía que esperar, me lleve la lata y  un encendedor plateado y reluciente que convenientemente estaba en la mesita de la cocina.

En la planta baja no había más que un corredor que daba hacia la puerta trasera y la entrada al sótano, por alguna razón todo me parecía extrañamente familiar, aun así subí las escaleras en busca del dormitorio, sentía el crujir de cada escalón y un horrible hedor llego hasta mi nariz; olía como carne en putrefacción, aun así seguí vi una puerta de madera gire la perilla y abrió emitiendo un rechinido macabro.

Abrí la puerta y encontré la recamara, al parecer de una niña, había una cama pequeña en una esquina y televisor encendido sin señal y sentada en una pequeña silla frente a el la silueta de una pequeña niña rubia.
-¿Hola? – pregunte dudando un poco, la niña giro la cabeza de un modo imposible su rostro era monstruoso; era como si alguien le hubiere tirado acido a la cara, algunas porciones de piel estaban a carne viva, y tenía un cuenca vacía de la que escurría sangre, solo basto un instante ella se levanto con la cabeza en esa anormal posición, no sabía que iba a pasar mi cuerpo temblaba y un sudor frio me escurría de la frente, me quede inmóvil, ella seguía mirándome fijamente. En ese momento recordé la nota y caí en cuenta, me acerque a la cama la pequeña  no me quitaba la vista de encima, y tome la almohada “Búscala, ella esta siempre en la cama sin estar enferma”  Con nerviosismo revise la funda de la almohada y efectivamente encontré otra nota doblada en dos como las anteriores. La guarde sin mirarla, primero quería salir de aquella habitación, al hacerlo la niña volteo y siguió mirando el monitor.

Desconcertado y un tanto confundido  desdoble la nota “veo que ya conociste a los niños, encantadores ¿verdad? Bien eso es solo un pequeño aperitivo, lo mejor aun esta por venir”  No decía nada más ¿a que se refería?

Cerré la puerta de la habitación de la niña con mucho cuidado y camine había tres habitaciones más abrí la puerta contigua lo que vi ahí lejos de asustarme me dio mucha tristeza; era la recamara de un bebé pero todo lucía deteriorado las cortinas estaban descolgadas como si hubieran sido arrancadas había biberones de vidrio rotos, algunos muebles y en la esquina opuesta de la ventana una pequeña cuna con un móvil de estrellas y lunas, No quería mirar pero tenía que hacerlo, me acerque  y puse mi mano en el barandal de la cuna, mire la cuna vacía, no había nota ni bebé.

Me sentí aliviado, justo salía de la habitación cuando la puerta se cerro frente a mi de golpe, el móvil comenzó a moverse y los muebles junto con todo en la habitación comenzó a temblar y a sacudirse de forma violenta, caí al suelo entre aquel estrepito y sentí un dolor punzante; me había herido con los vidrios del suelo, hubo un momento donde esto me parecía tan irreal, intente abrir la puerta sin éxito, no habían una pista ni nada que pudiera ayudarme, un pequeño ropero cayo cerca de mi retrocedí y me cubrí la cabeza con las manos, una loca idea me paso por la mente.

-a la ro-ro niño, a la ro-ro ya duérmete mi niño – comencé como pude a cantar con la mejor voz que me permitía aquella situación, me hice a un lado pues una viga cayo muy cerca de donde estaba – duérmeteme  ya – todo se detuvo, tosí un poco a causa del polvo y me limpie el antebrazo herido por los vidrios, me incorpore como pude y abrí la puerta que no opuso ninguna resistencia. Por más que pensaba y trataba de recordar  nada llegaba, no sabía quien era, ó cual era mi nombre, es más ni siquiera conocía mi rostro debido a que no había visto mi reflejo, eso me dio una idea, tal vez al mirarme recordaría quien soy yo, camine la segunda puerta estaba abierta era la recamara de un matrimonio, no me moleste pues no había nada anormal en primera instancia y mi urgencia antes de encontrar la llave era la de recordar quien era.
Seguí adelante y  abrí la otra puerta era una recamara pequeña, si no me equivocaba debía pertenecer al niño de la sala, al fin lo vi la puerta tenia una ventana de vidrio con un vitral de colores no cabía duda era el baño, puse mi mano en la perilla plateada , justo al girarla algo me detuvo era una mano en mi hombro, al voltear observe un hombre un poco más alto que yo, con una bata blanca de doctor y un cubre bocas, sus manos estaban enfundadas por guantes de cirujano. Por la forma en la que me miro supe que sonreía a pesar de no poder ver su boca.

Retrocedí  y el saco un jeringa de su bolsillo y le saco el aire a lo alto, estaba justo al final del pasillo, franquee la perilla y caí de espaldas atemorizado retrocedí como pude mientras aquel hombre se acercaba a mi mire hacia arriba había una tina de baño y  de ella emergieron dos brazos delgados y ensangrentados que me sujetaron por los hombros, el hombre vestido de doctor se puso en cuclillas y me  inyecto el brazo, en ese instante todo se nublo frente a mi.

Desperté me encontraba en lo que parecía una sala de quirófano, intente soltarme pero fue inútil, un cinturón de cuero me mantenía atado a una cama, a mi lado había una mesa metálica repleta de instrumentos médicos y muchos aparatos que parecían algo viejos, la única luz que había era la de la lámpara que estaba justo encima de mi. Intente zafarme estaba vestido con una bata de hospital, de pronto la puerta se abrió y parado en el umbral de la puerta estaba él; parado ahí, sin decir una sola palabra, mirándome como quien mira un lienzo vacio.

-por favor, déjeme ir necesito encontrar la llave para salir de aquí, me dijo, el me dijo que era mi ultima oportunidad ¡déjeme ir! Por favor ¡quiero vivir! – lloraba y suplicaba mientras este hombre alistaba sus instrumentos quirúrgicos.

El dolor fue insoportable, mis heridas ardían igual que la sangre que manaba de ellas, solo sentía como hacía numerosos y profundos cortes en mi cuerpo era como si hurgara dentro de mi, pero lo peor no había llegado de pronto escuche un sonido mecánico, era una sierra quirúrgica, reluciente y plateada. Cerré los ojos y apreté mis puños tanto como pude, un grito de agonía rasgo mi garganta, mi respiración era débil, de pronto vi al doctor con un frasco en su mano y unas pinzas en la otra se acerco a mi y con las finas pinzas extrajo una luz azul pequeña y escurridiza de mi pecho, inhale por ultima vez y el dolor se fue, al fin. 

*Epilogo*

Abrí los ojos sorprendido todo el espacio a mi alrededor era blanco me levante de un suelo que me parecía un poco frio, al hacerlo me di cuenta que traía puesta la bata blanca, toque mi cuerpo, no había ni un solo rasguño ni herida, ni dolor, mire a mi alrededor, no había nadie. Me quede ahí parado hasta que escuche unos paso que venia de la lejanía, era el hombre encapuchado del principio, que llego hasta mi.
-Te dije que era tu última oportunidad – reclamo con serenidad como un patrón hablando con su empleado por haber llegado tarde.

-¿Qué? ¿Oportunidad para que? no entiendo nada ¿Y la casa? ¿Y el loco con bata de doctor?
Me miro con un poco de impaciencia.

-Antes de morir, los seres humanos tienen, si lo desean, una última oportunidad para vivir para regresar en su momento. Pero esa oportunidad no se les regala, no. La ganan, según cada ángel de la muerte es la prueba, algunos simplemente les preguntan otros analizan sus recuerdos…

– ¿todo lo que pase fue tu prueba? – interrumpí sintiendo una ira dentro de mi.

-Enm, así es, tome algunos de tus recuerdos (tus hijos, el hombre que no pudo salvarte) y cree aquel escenario. –dijo en tono dubitativo, retrocediendo un poco.

No pude contener mis impulsos y cuando me di cuenta le había dado un puñetazo tan fuerte que le rompió la nariz.

-No es la primera vez que sucede- dijo tocándose la nariz no parecía molesto en absoluto – pero eso no cambia nada ahora ya sabes ve había la luz – y me indico un camino largo y luminoso frente a mi.

Tal vez en otra vida


 Eran las doce y media cuando mis amigas llegaron y nos dispusimos a ir a algún buen lugar para festejar, pero como siempre algo se interpondría en esta felicidad. Pues era navidad y todo parecía estar cerrado, no había donde ir ni que hacer así que la única solución fue quedarse en casa de alguna comiendo y tomando algo mientras veíamos unas películas, así como siempre. Le pedí a mi padre que por favor me llevara a la casa de mi amiga Aldana y así fuimos las cinco, ahora lo único que faltaba era conseguir que tomar que comer, además de las sobras junto con una amiga decidimos que lo  mejor sería comprar algo en algún lugar, estando cerca del centro no es tan complicado, o eso pensaba. Ambas salimos algo nerviosas pues llevábamos puesto ropas algo vistosas y nos daba cierto miedo el salir así por allí, a pesar de la luz que poco nos hacía sentir seguras sentía que algo no iba bien. Faltaba poco para las dos de la madrugada y luego de tanto caminar me sentía rendida, convenciendo a mi amiga de volver escuche pasos, podía ser cualquiera pero por si acaso nos tomamos de los brazos para no perdernos de vista. No quería demostrarlo pero sentía mucho miedo, aún más que ella, mi corazón latía muy rápido y se aceleraba con cada paso que escuchaba. Entonces las cosas empeoraban cuando escuche un llanto provenir de algún lugar cercano, mi compañera no lo escuchaba simplemente caminaba, pero al avanzar el llanto era más fuerte es por esto que le pedí tomar otro camino sin importar la escaza luz mientras ella seguía adelante como si nada más importara. Ella no me escuchaba, insistía e insistía tanto que no encontré más solución que gritarle dejándola paralizada, pero algo más sucedió por esto, el llanto se detuvo y vi a unos metros a una chica levantarse del suelo, parecía ser mi compañera del colegio pero eso no era lo malo, lo malo fue verla con las manos y un vestido manchado con sangre, bajar la mirada y ver el cuerpo tirado a sus pies fue la razón suficiente para tomar la mano de mi amiga y salir corriendo aunque ella no sepa el porqué. La recuerdo gritar:

–  Oye basta ¡Deja de asustarme! Haz hecho que pierda mi bolso

–  ¡Eso no importa ahora! No seas idiota y sígueme!

–  Ya deja las tonterías ¿Si? Me voy por el camino más iluminado luego de recuperar mi bolso…


– No importaba cuanto insista ella no me escucharía, no éramos necesariamente muy amigas como para que me crea tales ilusiones, pero yo aun oía los pasos aún más fuertes y firmes que antes, al contrario ya no eran pasos era alguien corriendo. Fui directamente hacia ella gritando que no me deje sola que me perdone, en cuanto levanto su bolso y se dio vuelta hacia mi queriéndome regañar vi que su cara se convirtió en un rostro estupefacto y me sentí aturdida, abrí mis ojos sintiendo que todo era tan lento, demostrando el terror sin poder terminar de girar y la vi a ella, la chica de mi secundaria  con un gran pedazo de vidrio el cual corto parte de mi rostro y me hizo caer al suelo gritando de dolor, pero mi amiga no hizo más que quedarse allí observando, no lo entendía solo quería correr por tan horror, no estaba equivocada esa chica era una psicópata ¡una asesina!

Quien lo creería, al ver mejor note que el vidrio que tenía en su mano ahora se encontraba clavado en la garganta de un chico que al parecer se encontraba detrás mío, ella me miro con varias lágrimas en los ojos y unas ojeras negras que mucho se hacían notar, limpiando sus manos en su vestido simplemente salió corriendo diciendo que llamemos una ambulancia. Mis pensamientos no eran claros, tan solo quería correr y dejar de sentir tanto dolor, y junto a mi amiga fue lo que hicimos, solo quería estar segura en casa, no quería volver a salir ya nunca más en la noche. Es por esto que al contarle a todos decidimos vernos solamente de día, y no quise volver a salir sola nunca, tenía miedo, tengo miedo. Aún más cuando el día de hoy al caminar junto a mi madre antes de cruzar vi que del otro lado de la calle se encontraba ella con un ramo de flores y un vestido negro muy notorio, se encontraba de la mano con un muchacho vendado y con sangre que parecía salir de su estómago. Ambos se encontraban pálidos y con grandes ojeras negras, cuando cruce la calle junto a mi madre ella simplemente camino sin verlos y a punto de chocarlos iba a hacer que se detenga pero mi corazón se detuvo por un momento al ver que ella los atravesó como si de aire se tratara, guarde silencio y continúe, la culpa no me la quitaría nadie… sobre todo al girar y verlos mirándome fijamente con un rostro triste, que teniéndolos ya a más de tres metros pude escuchar como ella decía “volveré por lo que es mío”. Si tan solo hubiera llamado a la ambulancia, ahora encerrada en mi habitación no puedo cerrar los ojos sin ver sus rostros observándome con tristeza, los siento cerca, tengo miedo, no quiero cerrar los ojos nunca más, ella vendrá por mí, lo sé, no estoy loca, lo se ¡No estoy loca! Ella está allí, está en todas partes, ella buscara lo que es suyo, volverá, para siempre para arrancarte la vida, con esa mirada, tal vez, tal vez… “Tal vez en otra vida podamos ser felices juntos”.

“Tal vez en otra vida… podamos ser felices juntos” esa fue la frase que escribió la joven adolescente que cometió suicidio hace un par de días al igual que una amiga suya que se ahogó en el río. Es una lástima, tan joven, como aquella pareja que falleció luego de defenderse de un asaltante,  la joven había escrito en una caja de regalo la cual contenía anillos de oro “Tal vez en otra vida podamos ser felices juntos”. Es curioso, pero cosas como esta no son más que coincidencias.

¿Tú qué crees?

EL dibujo



¿Nunca haz sentido un aliento en el cuello? Una presencia a tu  alrededor… o  mas de una? Una sensación de soledad aun estando en una plaza con gente alrededor… sensación que desaparece… al ver niños hamacarse y te tomas la mano con la persona que amas… si te ha pasado puede que sea mas complicado de lo que parece…

Paso un largo tiempo hasta que lo note… dieciséis años. Estoy viviendo en mi tercera casa, esta es la tercera mudanza y me siento muy cómoda aquí… me la paso escribiendo o dibujando sin embargo muchas veces me he levantado y mis cosas estaban en otro lugar… enojada devolví todos mis dibujos y demás a la carpeta, mi madre como siempre se quejaba de tener que limpiar tanto, la cantidad de polvo en la casa era demasiada para un lugar en el cual solo viven dos personas y un perro, igual intente no darle importancia… después de todo era raro que yo limpiara la casa. De vez en cuando estando en mi computadora con los auriculares puestos escuchaba sonidos a mi alrededor… pero al quitármelos no oía nada… me recordaba cuando en mi casa anterior de niña vi una mujer de cabello largo y negro cocinando… llevando la cena a alguien, solamente fue por un parpadeo; aun así es diferente… en ese momento sentí frío… pero ahora lo que siento es calor… calidez… mucha calidez en el hogar. Me quede pensando mucho en eso algo asustada… de pronto me sobresalte cuando aun escuchando a un volumen muy considerable oí algo caer! Era como.. como una radio o una televisión… algo mas o menos grande y con un sonido a quebrarse, me levante y fui hacia la cocina mientras mi perro le ladraba al suelo… pero no… no había nada… por alguna extraña razón no me dio miedo… Unos meses mas tarde en medio de una fuerte tormenta se corto la luz, y yo me senté en le sillón mientras mi madre iría a buscar velas y mi perro le perseguía, espere cantando… y luego sentí un ruido y un hundimiento a mi lado…como si alguien se hubiera sentado… sentí una energía cálida… y por curiosidad y un poco de molestia le dije… “vete de mi lado” y sentí como si esa presencia se parara y se fuera corriendo, escuche sus pasos irse y un grito hueco que pareciera venir de otro mundo… fue algo muy extraño…

En casa no tenemos espejos… mi madre les teme… pero yo tengo dos espejos de bolsillo y uno un poco mas grande y nunca he visto algo extraño… solía tener algunos muy grandes pero por alguna razón siempre se rompen, no me compraría otro para perder dinero en vano.  Una tarde  estaba tranquila escuchando música y esta pareciera entrecortarse, como si se estuviera mezclando con otra melodía, sin dudarlo mas pensé que se interpuso la señal de la radio… pero me vi obligada a irme de casa y salir ya que sentí un liquido frió caer en mi rostro y mi espalda, como si me salpicaran con agua…aun así mas tarde volví, y al día siguiente la sensación cálida había desaparecido… fue un largo tiempo hasta que una noche volví a sentir una calidez… un aliento  a mi lado… me gire hacia aquel lado y dormí con una sonrisa. No puedo mentir… siempre me han gustado las cosas macabras… siempre desee en convertirme en esos personajes eternos…extraños, esos asesinos… o tan solo seres que observan a la gente sin que puedan verlos… solo sienten aquella presencia… Me sorprendía que muchas cosas de las cuales escribía en mis historias sucedían, era algo fantástico… en invierno del año pasado una peste y una ola polar ataco mi ciudad… mas una extraña enfermedad de la cual nadie sabia…Yo, mi madre, y mi novio… junto a una niña sobrevivimos a esto… o eso es lo que yo pensé… la ciudad en la que paseamos… la casa en la que vivo… hace meses fueron abandonadas… fueron reconstruidas luego de una catástrofe… tarde en enterarme…

Tanto mi madre como esa niña… como yo… como mi novio… y esos niños que se hamacan en la plaza por la noche ya no estamos vivos. Nos encontramos en una franja que divide el mundo de los vivos y el de los muertos…seguimos creciendo, viviendo una vida normal, hasta que llegue nuestro momento de marchar. Sabia que algo era diferente, algo había cambiado… ¿Por que nosotros…justamente nosotros vivendo bajo tales riesgos? Al final… me convertí en eso que deseaba… ni humana ni fantasma… me encuentro aquí… y en todas partes… no puedo verte… pero te aseguro que se cuando te encuentras cerca mio… y puedo observarte… ¿Podrías sentirme? ¿Podrías verme?… te daría miedo? O es que tal vez… tu como yo perdiste parte de tu memoria y te encuentras en medio de la nada vagando… hasta que sea hora de tu muerte? Tranquilo… o tal vez tranquila… note haría daño… tan solo me gusta observarte y entrar en tus sueños… de esta forma lograrías ver lo que he visto… lo que viví… lo que veo… lo que vivo… lo que asecho… Me gustan los espejos… me gusta verme… ver mi nuevo rostro, mi nuevo ser… mira con atención a tu lado en el reflejo del espejo cuando sientas ese aliento helado… no te parezco hermosa? Dime… no quisieras parecerte a mi? te dolerá… pero no te preocupes… no recordaras nada…

Por cierto… espero que te guste mi pintura…

Palabras escritas detrás de un dibujo enmarcado encontrado a un lado del cadáver, no hay marcas de sangre ni de lucha, tan solo este chico con su rostro cortado como una gran sonrisa y un vidrio de espejo en su mano, se podría tratar de un suicidio por un supersticiosos ya que su familia estaba sana y se la encuentra inocente, el dibujo se volvió a colgar, al parecer era parte de la casa y la familia no quería deshacerse de el, pues este chico ya había demostrado señales de intentos de suicidio antes, lo mas seguro es que esas palabras las halla escrito el mismo, fueron retiradas del dibujo e investigadas… pero al intentar comunicarse con la familia parecieron haberse mudado… aunque nadie los ha visto salir de allí, los vecinos dicen haber escuchado gritos y comentarios de que la pareja solía ver a su hijo observándolos a un lado del espejo.

Contratos de muerte

Dicen que cuando morimos, la vida pasa ante nuestros ojos, pero esto no es cierto. Soy joven, y tengo cáncer, eso me ha hecho sensible al mundo espiritual, o eso creo, porque ya he visto ambos lados de la moneda.

La mañana del pasado lunes, me desperté mareado, sintiendo mucho dolor y comencé a vomitar por lo que terminé cayendo de la cama, la quimioterapia está acabando conmigo. Pero cuando estaba en el suelo me di cuenta de algo muy extraño en la habitación del hospital donde me internaban, todo parecía en color sepia, la habitación estaba sucia, muy sucia. Era como si nadie hubiera estado ahí en años. Como no conseguía ponerme de pie, me incliné sobre la cama y me levante, pero con mucha dificultad. Me sentía muy vulnerable con esa vieja bata verde y con mi trasero expuesto.

Salí de la habitación y comencé a caminar por el pasillo, todo estaba diferente, pero el hospital no estaba vacío, había muchos pacientes, algunos estaban apoyados en las paredes, tirados en el suelo e incluso arrastrándose. Era una visión del infierno, literalmente. Entré en la sala de pediatría y había muchos bebés, lo que era muy extraño, ya que se trataba del infierno, o de un sueño muy loco. Coloque mi mano sobre el hombro de una niña que estaba de espaldas a mí, para preguntarle qué estaba haciendo allí, pero cuando la toqué, ella se dio vuelta y pude ver su rostro deformado. Definitivamente no era humana, tenía los ojos muy grandes y saltados, como si tuviera ganchos sujetándole los parpados, su piel era de un rojo muy profundo y se caía a pedazos. Muy asustado di unos pasos hacia la puerta, para volver al pasillo, pero la niña me tomó del brazo, su mano estaba helada, a pesar de su apariencia quemada.

– “Vamos a dar un recorrido por aquí”.

Me di cuenta de que no era una pregunta. No tenía elección.

Ella me sacó del corredor y comenzamos a pasar por algunas puertas, como si fuera una guía turística, me explicaba por qué las personas entraban ahí, o porqué serían castigadas. Y me habló de mis elecciones.

– “Cuando se está muy cerca de la muerte, como tú. Hay que seguir algunos pasos como: meditar sobre nuestro comportamiento, lo que deseamos para otros y las consecuencias de nuestras acciones. En realidad deberíamos pensar en eso toda la vida, pero no, no estoy hablando de religión. Con certeza tú ya pensaste en cómo y cuándo morimos, ¿a dónde vamos? No se trata de un seguro de vida, sino por el contrario, siendo un seguro de muerte, estoy aquí para ofrecer”.

Me llevó a una puerta roja que parecía ser una especie de recepción, cuando entramos, había una fila enorme que no tenía fin. Y ella continuo explicando: “Estas personas, todas ellas, están en el purgatorio, que es justo dónde estamos. Ellos están esperando para entrar en el cielo. El negocio arriba es muy burocrático. Todo abuso que tuvieras durante la vida tiene que ser pagado después de morir. Por ejemplo, tú tienes cáncer de pulmón, y fuiste tú mismo quien lo causó, no nosotros. Por eso debes pagar, y cuando digo pagar quiero decir que tu alma se debe quedar en el infierno durante un tiempo.”

“No pienses ni por un segundo que es bueno, mucho menos fácil. Aquí abajo somos una sociedad cooperativa, yo pago mis pecados, que son leves, llevando a los turistas para que le den una ojeada a los contratos de la muerte, otros que fueron mentirosos, abusivos y egoístas, tienen que pagar de una forma mucho más sádica, ellos deben torturar a los pedófilos o asesinos, o serán torturados de la misma forma”
“Las personas con pecados capitales deben ser torturadas por los demonios, la cantidad exacta de veces que cometieron cada pecado, las prostitutas y los falsos sacerdotes son cocinados en un caldero de aceite.

 Y así sucesivamente… ¿Preguntas?“

Mis ojos casi salían de sus orbitas, estaba a punto de sufrir una ataque al corazón y apenas podría salir aire de mi boca. Ella continuó hablando sobre las personas. Hasta que llegó el momento en que dijo algo que llamo mi atención.

– ¿Te gustaría comprar un plan de muerte, o prefieres esperar en la fila del purgatorio?
Sin dura tomaría un plan, pues según lo que me explicó, el tiempo que tenía que pagar en el purgatorio sería eterno, mientras que en el infierno mi castigo iba en relación con mis pecados, así que cómo yo consideré que no había pecado mucho en vida, tal vez era mi mejor opción. Pero no fui tan estúpido como para aceptar sin antes leer los términos del contrato. Entonces ella comenzó a leer.

Contrato 17 – Seguro de muerte.

Art.1 Como el fin justifica los medios, yo Demian Orozco García, autorizo ​​que mi alma permanezca en el infierno durante 5 días (que equivalen a cinco años terrestres). Durante mi estancia tengo prohibido: comer, beber, sentarme, respirar, dormir, hablar o quejarme de ninguna manera, ni siquiera con el pensamiento. De hacerlo mi penitencia se incrementará en 1 día.

Art.2 Como forma de cooperativismo, debo torturar con objetos de madera a hombres que robaron, o traicionaron a sus esposas. No debo matarlos, ni dejar que se maten por si mismos, y mi única función será introducir pedazos de carbón encendido por sus orificios. No debo tener piedad ni compasión, ni ayudarlos de forma alguna.

Art.3 El paquete del seguro de muerte número 17, incluye: permanencia durante el plazo previsto en el tercer círculo del infierno, en la sala B, no siendo necesario de ninguna forma que sea llevado a salas inferiores.
Art.F (Final) Yo, Demian Orozco García soy responsable por mi salida y mi entrada al infierno, y por esa razón no debo interponer de ninguna manera queja alguna contra el ser del núcleo inferior, identificado únicamente como “Él”, en caso de algún trastorno o complicación, aceptando la señal que será situada en mi mano derecha, doy por cerrado el contrato.

El asegurado debe cumplir su sentencia durante 5 días, y cuando haya terminado, deberá ser inmediatamente transportado a las áreas superiores y encaminado a el área de los recién encarnados. Su alma deber ser inspeccionada en la puerta 17 por el 100º General – Gregorio Samuel. Que deberá averiguar si se encuentra desprovista de ninguna parte o miembro. Si es el caso, deberá ser informado al conejo regional de las almas en la puerta 17, para que la parte o el miembro sean restituidos.

Cuando terminé de firmar el contrato, que me pareció algo razonable, sentí un dolor insoportable en mi mano derecha, y noté una protuberancia creciente, roja y llena de pus. Miré a la mujer y me dijo:

– Ten cuidado con eso…

Ella me llevó hasta a mi habitación y me dejó en la cama de la que me había caído, a continuación me dijo que cerrara los ojos. Los cerré y después todo volvió a ser como antes, por lo menos el techo, que fue lo primero que vi cuando abrí los ojos. Sentí un dolor insoportable en mi mano, y sabía que no había sido un sueño, y que iba a morir pronto.

Miré a la puerta para ver si mis padres habían vuelto, y luego miré a mi izquierda, y me quede en shock cuando vi a esa niña a mi lado, ella era realmente hermosa, sus ojos brillantes y azules, y una cara angelical. Pero parecía visiblemente asustada, y sostuvo fuertemente mi mano. Entonces ella dijo:

– ¿No firmaste nada, verdad?

Y yo confundido, sin comprender cómo sabía, le pregunté: – ¿Cómo lo sabes?

Sin aliento y asustada ella me dijo:

– Soy tu ángel de la guarda, y mientras estabas dormido entré a ver lo que sucedía, y te escuche decir mientras dormías, que aceptabas… Aceptabas algo… Y como no despertabas, entré en pánico.
– Bueno, había una niña como tú, ella hizo un plan de muerte, en el que me responsabilizaba por pasar 5 días en el infierno…

La niña empezó a llorar y me abrazo, fue entonces cuando me dijo:

– Yo estaba encargada de llevar tú alma esta noche al cielo, tú has sido un buen chico durante toda la vida, ¿porque has pensado que irías infierno? !Ahora, ¿cómo vas a deshacer esto? Tendré que informar que hemos perdido otra alma.

La miré confuso, sin entender lo que pasaba, y ella me contestó con una cara llena de lágrimas y tristeza.
-No firmes ningún contrato con los demonios… ni en tus sueños.
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