Dicen que cuando morimos, la vida pasa ante nuestros ojos, pero esto
no es cierto. Soy joven, y tengo cáncer, eso me ha hecho sensible al
mundo espiritual, o eso creo, porque ya he visto ambos lados de la
moneda.
La mañana del pasado lunes, me desperté mareado, sintiendo mucho
dolor y comencé a vomitar por lo que terminé cayendo de la cama, la
quimioterapia está acabando conmigo. Pero cuando estaba en el suelo me
di cuenta de algo muy extraño en la habitación del hospital donde me
internaban, todo parecía en color sepia, la habitación estaba sucia, muy
sucia. Era como si nadie hubiera estado ahí en años. Como no conseguía
ponerme de pie, me incliné sobre la cama y me levante, pero con mucha
dificultad. Me sentía muy vulnerable con esa vieja bata verde y con mi
trasero expuesto.
Salí de la habitación y comencé a caminar por el pasillo, todo estaba
diferente, pero el hospital no estaba vacío, había muchos pacientes,
algunos estaban apoyados en las paredes, tirados en el suelo e incluso
arrastrándose. Era una visión del infierno, literalmente. Entré en la
sala de pediatría y había muchos bebés, lo que era muy extraño, ya que
se trataba del infierno, o de un sueño muy loco. Coloque mi mano sobre
el hombro de una niña que estaba de espaldas a mí, para preguntarle qué
estaba haciendo allí, pero cuando la toqué, ella se dio vuelta y pude
ver su rostro deformado. Definitivamente no era humana, tenía los ojos
muy grandes y saltados, como si tuviera ganchos sujetándole los
parpados, su piel era de un rojo muy profundo y se caía a pedazos. Muy
asustado di unos pasos hacia la puerta, para volver al pasillo, pero la
niña me tomó del brazo, su mano estaba helada, a pesar de su apariencia
quemada.
– “Vamos a dar un recorrido por aquí”.
Me di cuenta de que no era una pregunta. No tenía elección.
Ella me sacó del corredor y comenzamos a pasar por algunas puertas,
como si fuera una guía turística, me explicaba por qué las personas
entraban ahí, o porqué serían castigadas. Y me habló de mis elecciones.
– “Cuando se está muy cerca de la muerte, como tú. Hay que seguir
algunos pasos como: meditar sobre nuestro comportamiento, lo que
deseamos para otros y las consecuencias de nuestras acciones. En
realidad deberíamos pensar en eso toda la vida, pero no, no estoy
hablando de religión. Con certeza tú ya pensaste en cómo y cuándo
morimos, ¿a dónde vamos? No se trata de un seguro de vida, sino por el
contrario, siendo un seguro de muerte, estoy aquí para ofrecer”.
Me llevó a una puerta roja que parecía ser una especie de recepción,
cuando entramos, había una fila enorme que no tenía fin. Y ella continuo
explicando: “Estas personas, todas ellas, están en el purgatorio, que
es justo dónde estamos. Ellos están esperando para entrar en el cielo.
El negocio arriba es muy burocrático. Todo abuso que tuvieras durante la
vida tiene que ser pagado después de morir. Por ejemplo, tú tienes
cáncer de pulmón, y fuiste tú mismo quien lo causó, no nosotros. Por eso
debes pagar, y cuando digo pagar quiero decir que tu alma se debe
quedar en el infierno durante un tiempo.”
“No pienses ni por un segundo que es bueno, mucho menos fácil. Aquí
abajo somos una sociedad cooperativa, yo pago mis pecados, que son
leves, llevando a los turistas para que le den una ojeada a los
contratos de la muerte, otros que fueron mentirosos, abusivos y
egoístas, tienen que pagar de una forma mucho más sádica, ellos deben
torturar a los pedófilos o asesinos, o serán torturados de la misma
forma”
“Las personas con pecados capitales deben ser torturadas por los
demonios, la cantidad exacta de veces que cometieron cada pecado, las
prostitutas y los falsos sacerdotes son cocinados en un caldero de
aceite.
Y así sucesivamente… ¿Preguntas?“
Mis ojos casi salían de sus orbitas, estaba a punto de sufrir una
ataque al corazón y apenas podría salir aire de mi boca. Ella continuó
hablando sobre las personas. Hasta que llegó el momento en que dijo algo
que llamo mi atención.
– ¿Te gustaría comprar un plan de muerte, o prefieres esperar en la fila del purgatorio?
Sin dura tomaría un plan, pues según lo que me explicó, el tiempo que
tenía que pagar en el purgatorio sería eterno, mientras que en el
infierno mi castigo iba en relación con mis pecados, así que cómo yo
consideré que no había pecado mucho en vida, tal vez era mi mejor
opción. Pero no fui tan estúpido como para aceptar sin antes leer los
términos del contrato. Entonces ella comenzó a leer.
Contrato 17 – Seguro de muerte.
Art.1 Como el fin justifica los medios, yo Demian Orozco García,
autorizo que mi alma permanezca en el infierno durante 5 días (que
equivalen a cinco años terrestres). Durante mi estancia tengo prohibido:
comer, beber, sentarme, respirar, dormir, hablar o quejarme de ninguna
manera, ni siquiera con el pensamiento. De hacerlo mi penitencia se
incrementará en 1 día.
Art.2 Como forma de cooperativismo, debo torturar con objetos de
madera a hombres que robaron, o traicionaron a sus esposas. No debo
matarlos, ni dejar que se maten por si mismos, y mi única función será
introducir pedazos de carbón encendido por sus orificios. No debo tener
piedad ni compasión, ni ayudarlos de forma alguna.
Art.3 El paquete del seguro de muerte número 17, incluye: permanencia
durante el plazo previsto en el tercer círculo del infierno, en la sala
B, no siendo necesario de ninguna forma que sea llevado a salas
inferiores.
Art.F (Final) Yo, Demian Orozco García soy responsable por mi salida y
mi entrada al infierno, y por esa razón no debo interponer de ninguna
manera queja alguna contra el ser del núcleo inferior, identificado
únicamente como “Él”, en caso de algún trastorno o complicación,
aceptando la señal que será situada en mi mano derecha, doy por cerrado
el contrato.
El asegurado debe cumplir su sentencia durante 5 días, y cuando haya
terminado, deberá ser inmediatamente transportado a las áreas superiores
y encaminado a el área de los recién encarnados. Su alma deber ser
inspeccionada en la puerta 17 por el 100º General – Gregorio Samuel. Que
deberá averiguar si se encuentra desprovista de ninguna parte o
miembro. Si es el caso, deberá ser informado al conejo regional de las
almas en la puerta 17, para que la parte o el miembro sean restituidos.
Cuando terminé de firmar el contrato, que me pareció algo razonable,
sentí un dolor insoportable en mi mano derecha, y noté una protuberancia
creciente, roja y llena de pus. Miré a la mujer y me dijo:
– Ten cuidado con eso…
Ella me llevó hasta a mi habitación y me dejó en la cama de la que me
había caído, a continuación me dijo que cerrara los ojos. Los cerré y
después todo volvió a ser como antes, por lo menos el techo, que fue lo
primero que vi cuando abrí los ojos. Sentí un dolor insoportable en mi
mano, y sabía que no había sido un sueño, y que iba a morir pronto.
Miré a la puerta para ver si mis padres habían vuelto, y luego miré a
mi izquierda, y me quede en shock cuando vi a esa niña a mi lado, ella
era realmente hermosa, sus ojos brillantes y azules, y una cara
angelical. Pero parecía visiblemente asustada, y sostuvo fuertemente mi
mano. Entonces ella dijo:
– ¿No firmaste nada, verdad?
Y yo confundido, sin comprender cómo sabía, le pregunté: – ¿Cómo lo sabes?
Sin aliento y asustada ella me dijo:
– Soy tu ángel de la guarda, y mientras estabas dormido entré a ver
lo que sucedía, y te escuche decir mientras dormías, que aceptabas…
Aceptabas algo… Y como no despertabas, entré en pánico.
– Bueno, había una niña como tú, ella hizo un plan de muerte, en el que me responsabilizaba por pasar 5 días en el infierno…
La niña empezó a llorar y me abrazo, fue entonces cuando me dijo:
– Yo estaba encargada de llevar tú alma esta noche al cielo, tú has
sido un buen chico durante toda la vida, ¿porque has pensado que irías
infierno? !Ahora, ¿cómo vas a deshacer esto? Tendré que informar que
hemos perdido otra alma.
La miré confuso, sin entender lo que pasaba, y ella me contestó con una cara llena de lágrimas y tristeza.
-No firmes ningún contrato con los demonios… ni en tus sueños.
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